APRENDIENDO ENTRE MONTAÑAS: AULAS DE LA NATURALEZA EN PINEDA DE LA SIERRA
Escrito por Sonia Vega Díez, viernes 27 de abril de 2018 , 12:11 hs

El aprendizaje no solo se produce dentro de un aula, entre cuatro paredes. El conocimiento se encuentra en cada rincón, cada lugar, entre las diferentes personas que nos encontramos y las diferentes situaciones que van surgiendo en cada momento. Y es en la naturaleza, cuando investigan, exploran, descubren y vivencian donde se produce uno de los mayores aprendizajes que permanecerá a lo largo de su vida.

Por estas razones intentamos acercar a nuestros alumnos la realidad de su entorno.

En esta ocasión han estado en las Aulas de la Naturaleza en Pineda de la Sierra, disfrutando toda la semana de actividades físicas en el entorno, respetándolo, cuidándolo y aprendiendo un montón lo que este maravilloso espacio natural nos ha brindado!!!

La actividad física es muy importante para hacer frente a la vida sedentaria junto con una buena alimentación. Y así ha sido durante estos días para nuestros chicos!!!!

Han realizado diferentes marchas para conocer el entorno privilegiado en el que se encontraban.

Asistieron al aula de pesca donde aprendieron a pescar y conocieron diferentes tipos de truchas y peces. Hasta 5 truchas han pescado!!!

Durante la noche han disfrutado de diferentes veladas participando en juegos donde se lo han pasado genial, haciendo amigos y compartiendo bonitas experiencias, risas y charlas.

Han adquirido infinidad de conocimientos sobre Geología, Biología y pequeñas nociones sobre el huerto. Muchas cosas han sido un gran repaso de lo que ya sabían y el resto las aprendido con mucho entusiasmo!! Desarrollaron sus capacidades físicas básicas: correr, saltar…  Trabajaron su competencia lingüística, comunicación, lenguaje, etc.

Han visitado un Tejo milenario, descubrieron porque Pineda de la Sierra tiene dicho nombre y cuál es su relación con las ovejas, han podido observar la flora y fauna del lugar; y caminando entre hayas y acebos se han traslado a otro mundo

Divisaron claramente los picos más altos de la Sierra de la Demanda por el lado burgalés: Mencilla, Trigaza y San Millán. Recordando que el San Lorenzo es el más alto pero pertenece a La Rioja.

Ha sido una EXPERIENCIA MARAVILLOSA en la que los niños han disfrutado y aprendido cantidad de conocimientos relacionados con Ciencias Naturales y Sociales pero sobretodo han desarrollado su autonomía, responsabilidad, habilidades sociales, comunicación….. y lo mejor de todo.. es escucharles decir que les ha encantado la actividad!! J  Esperemos poder repetir el próximo curso escolar!!!!

Y para terminar….. os reto a contestar esta pregunta…los niños ya saben la respuesta… pero el resto???

De dónde proviene el nombre del pueblo: Pineda de la Sierra?

A: Pino

B: Peineta

C: Esquilar

Si tenéis dudas… ya sabéis a quién preguntar… Los alumnos de 5º y 6º de primaria del CEIP VIRGEN DE LA ANTIGUA

 

Con este grupo tan maravilloso de alumnos, educados, respetuosos, amables, participativos, inclusivos y miles de adjetivos más…

DA GUSTO HACER ACTIVIDADES, EXCURSIONES Y LO QUE HAGA FALTA!!!

Con vosotros…. AL INFINITO Y MÁS ALLÁ!!!   

¡¡¡ No se puede sentir más orgullo y gratitud hacia vosotros por todo lo que dais!!



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Comentarios
  • Extintores el miércoles 8 de julio de 2020, 10:02 hs

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  • Lorena P. el martes 22 de julio de 2025, 01:05 hs

    Revolución en la seguridad aérea: Adiós al halón, bienvenido HAFEX

    Revolución en la seguridad aérea: Adiós al halón, bienvenido HAFEX.

     

    Extintores para aviones, esos héroes anónimos que, aunque no hacen ruido ni exigen protagonismo, son la diferencia entre el desastre y el control. En un entorno donde no se puede llamar a los bomberos ni echarse a correr, contar con el mejor sistema de extinción a bordo no es un capricho: es una obligación, una necesidad que se impone con más fuerza que el rugido de las turbinas.

    Desde los años sesenta, los extintores de halón han sido los reyes indiscutibles en la cabina de los aviones. Silenciosos, eficaces, rápidos… pero con una sombra alargada: la destrucción de la capa de ozono. No hay que ser premio Nobel para entender que seguir llenando el aire de clorofluorocarbonos (CFC) no es una buena idea. Europa, en un rapto de lucidez ecológica, decidió poner punto final a este romance tóxico allá por 2004. Y como era de esperar, los organismos internacionales tomaron nota.

    HAFEX: el futuro ya está aquí

    En 2019, la OACI y la EASA –los grandes popes de la aviación civil mundial– dijeron basta: todos los aviones nuevos que se pongan en circulación deben equiparse con extintores ecológicos. Y no solo eso: para 2025, los modelos antiguos deberán actualizar sus sistemas. Nace así el HAFEX, el niño mimado de la nueva generación de dispositivos de seguridad aérea.

    Más pequeño que su predecesor, más ligero que el halón y, lo más importante, infinitamente más respetuoso con el medio ambiente, el HAFEX no llega como sustituto, sino como evolución. Como una respuesta tecnológica al dilema moral de seguir contaminando en nombre de la seguridad.

    Flexibilidad en el diseño: no más excusas

    Y aquí es donde las cosas se ponen interesantes. Porque uno pensaría que cambiar un extintor es un simple “quítese y póngase”. Nada más lejos de la realidad. Cada aeronave tiene sus estructuras, sus anclajes, sus pequeños caprichos ingenieriles. Para que el HAFEX pudiera instalarse sin obligar a rediseñar medio avión, se desarrollaron soportes adaptadores específicos que se acoplan a los puntos de instalación ya existentes.

    En algunos modelos de aeronaves, estos soportes ni siquiera son necesarios. El HAFEX encaja como anillo al dedo, lo que representa una bendición para las aerolíneas que buscan mantener sus presupuestos a raya sin renunciar a la seguridad.

    ¿Y Estados Unidos? Más papistas que el Papa

    Cuando se trata de exportar estos dispositivos al otro lado del Atlántico, la cosa se complica. Los estadounidenses, en su afán por certificar todo lo certificable, exigen un soporte adicional avalado por los Underwriters Laboratories, el organismo que determina qué es seguro y qué no.

    Este soporte –todo sea dicho– es un pequeño monstruo de acero, caucho y tornillos. Pesado, robusto, y tan complejo como innecesario para muchos. Pero si quieres vender allí, no hay alternativa. Así son las reglas del juego.

    Detección de incendios: la primera línea de defensa

    Antes de que un extintor pueda desplegar sus virtudes, hace falta saber que hay un incendio. Parece obvio, pero no lo es tanto. En pleno vuelo, con motores ardiendo a más de mil grados y una cabina presurizada, detectar un fuego a tiempo es un desafío técnico de altos vuelos.

    Los sistemas actuales recurren a dos grandes tecnologías:

    • Sistemas térmicos, capaces de identificar variaciones de temperatura mediante termopares o termostatos.

    • Detectores ópticos de humo, que funcionan con fotocélulas y detectan cualquier alteración en el brillo del aire, como si fueran ojos electrónicos entrenados para no pestañear nunca.

    Ambos sistemas están interconectados con la cabina del piloto, donde las alarmas visuales y sonoras no dejan lugar a dudas: algo se está quemando, y hay que actuar.

    El sistema de extinción: cuando el tiempo es oro

    Una vez que se confirma la amenaza, comienza el verdadero espectáculo técnico. Cada avión está equipado con un sistema de extinción distribuido que incluye:

    • Botellas presurizadas con el líquido extintor.

    • Red de tuberías, una especie de sistema circulatorio que lleva el agente extintor justo al lugar del incendio.

    • Válvulas selectoras, que permiten dirigir el flujo según la zona afectada.

    Cuando el piloto activa el sistema, se libera un cartucho explosivo que rompe la membrana de la botella, permitiendo que el contenido fluya hacia los conductos. Todo esto ocurre en segundos. Porque en un incendio aéreo, cada décima cuenta.

    La cabina no se queda atrás: extintores portátiles al alcance

    No todo depende del piloto. En la cabina, los asistentes de vuelo también tienen su papel. Y no es menor. Equipados con extintores para aviones portátiles, entrenados hasta el más mínimo detalle, están preparados para intervenir en cualquier conato de incendio que pueda surgir en la zona de pasajeros o cocina.

    Aquí es donde el HAFEX también marca diferencias. Su ligereza y maniobrabilidad permiten que cualquier miembro de la tripulación lo utilice de forma eficaz sin necesidad de una fuerza sobrehumana. Y en una emergencia, eso puede marcar la diferencia entre el caos y la calma.

    Compromiso ecológico y eficiencia técnica: una dupla imbatible

    Este cambio no es solo técnico ni comercial. Es, sobre todo, una declaración de intenciones. La industria aérea, tantas veces señalada por su huella ecológica, da un paso al frente con el uso de extintores para aviones como el HAFEX. Un paso firme, consciente y necesario.

    El camino no es fácil. Los costes de adaptación existen, los procedimientos deben actualizarse, y los equipos deben ser formados. Pero el resultado compensa: una aviación más limpia, más segura y mejor preparada.