Como cada año, hemos hecho nuestra salida durante una semana al CRIEB. Los niños de 3º hasta 6º han disfrutado de unas bonitas actividades junto a los alumnos del colegio de Belorado. Han sido unos días muy bonitos
Sistema de extinción de incendios en campanas extractoras
Extintores co2 2 kg
Extintor 6 kg abc
La cocina del Hotel Nature Palace en Playa Blanca se convirtió en un recordatorio feroz de lo que puede pasar cuando el fuego se desata sin permiso.
Jueves, Playa Blanca, Yaiza. El sol de Lanzarote seguía haciendo lo suyo: calentar, calmar, invitar a la vida pausada. Mientras tanto, en los fogones del Hotel Nature Palace, el ritmo era otro. Sartenes al rojo vivo, vapores que escapan con furia y un personal que no para ni para pestañear. De pronto, el sobresalto. El aviso. El rugido inesperado del fuego. El CECOES 1-1-2 recibe la llamada que ningún operador quiere oír: "incendio en la cocina".
Acto seguido, los efectivos del Consorcio de Seguridad y Emergencias de Lanzarote hacen su entrada. Con rapidez y precisión, logran controlar las llamas antes de que se propaguen. Pero el humo, ese que se pega a las paredes y a los recuerdos, nos deja una advertencia que no se puede ignorar.
En cada cocina industrial se libra una batalla constante contra el desorden, la suciedad, la rutina y, por supuesto, el fuego. El más viejo de los enemigos, el más insaciable, el más imprevisto. Por eso, quienes gestionan estos espacios deben actuar con el mismo rigor que un cirujano en quirófano.
¿Cuántos hoteles y restaurantes están hoy operando sin cumplir con la normativa más básica? ¿Cuántos no disponen de un sistema de respuesta eficaz ante un conato de incendio? La prevención no es opcional, ni decorativa, ni cara. Es fundamental.
La normativa extinción automática cocina es la barrera entre el susto y la tragedia. No se trata de una recomendación vaga, sino de una exigencia concreta: toda cocina de riesgo medio o alto debe estar equipada con un sistema de extinción que funcione de manera autónoma. Es decir, que no dependa del factor humano para actuar.
Estos sistemas detectan el calor anómalo y, sin preguntar a nadie, descargan el agente extintor adecuado directamente sobre la fuente de fuego. Una reacción rápida que puede significar la diferencia entre una mañana con humo y una tarde sin cocina.
La grasa, esa enemiga silenciosa, se acumula en los filtros, recorre los conductos y se transforma en material explosivo. La normativa campanas extractoras cocinas industriales no deja margen a la interpretación: los sistemas deben limpiarse con regularidad, ser accesibles para inspección, y estar fabricados en materiales resistentes al fuego.
Demasiados establecimientos descuidan este punto. Las inspecciones se posponen, los filtros se limpian "a ojo", y los técnicos aparecen solo cuando algo falla. Pero cuando la grasa prende, no hay excusa que valga. Y en el caso de Playa Blanca, se evitó una desgracia mayor por cuestión de minutos, no por cumplimiento de protocolo.
En el caso del Hotel Nature Palace, el incendio fue contenido a tiempo. Pero la realidad es que cada día arden cocinas en todo el país. Algunas salen en las noticias, otras no. Pero el patrón se repite: falta de mantenimiento, desprecio a la normativa, exceso de confianza.
No hace falta que se queme un restaurante entero para entender el mensaje. Basta con oler el humo una vez para saber que no hay segunda oportunidad.
Sistemas automáticos de extinción instalados por empresas certificadas y con mantenimiento semestral obligatorio.
Campanas extractoras ignífugas, con filtros metálicos desmontables y limpieza profesional documentada.
Capacitación periódica del personal, incluyendo simulacros de evacuación y uso de extintores.
Revisión técnica integral anual, que incluya detectores de humo, pulsadores manuales y ventilación forzada.
Manual interno de seguridad, con protocolos claros y responsabilidades asignadas.
Cumplir con estos cinco puntos no solo evita incendios, también reduce primas de seguros, mejora la reputación del negocio y genera confianza en empleados y clientes.
No basta con tener un extintor colgado en la pared o confiar en que “nunca ha pasado nada”. La verdadera seguridad empieza en la mentalidad del gestor. En asumir que lo importante no es reaccionar bien, sino evitar tener que reaccionar.
El gerente que ignora la normativa, que escatima en mantenimiento, que pospone inversiones críticas, está jugando con fuego. Literalmente.
Un sistema de extinción automático cuesta menos que el cierre forzado de una cocina por un mes. Una limpieza profesional de campanas cuesta menos que el cambio completo de instalaciones calcinadas. Y una sesión de formación cuesta menos que una indemnización por daños.
Es hora de hablar en términos empresariales: prevenir es invertir con cabeza. Dejarlo para mañana es apostar por el desastre.
El caso de Playa Blanca debe servir de espejo. Un espejo en el que cada responsable mire su cocina, su sistema, sus protocolos. Porque el fuego enseña, pero no repite la lección: la próxima vez será más rápido, más voraz, más letal.
La industria hotelera y de restauración tiene hoy más recursos que nunca para blindarse. Normativas claras, tecnología avanzada, formación accesible y profesionales cualificados. Lo que falta, muchas veces, es voluntad.