¡NO A LA VIOLENCIA!
El CEIP VIRGEN DE LA ANTIGUA, esta totalmente en contra de cualquier tipo de violencia.
Por ello, el centro ha firmado un manifiesto en contra de la violencia de género y se encuentra dentro de la red de centros educativos conta la violencia de género: "Violencia Cero"
Educamos alumnos en la igualdad de oportunidad y la igualdad de las personas a través del diálogo.
El día de la no violencia de género los niños de primaria lo celebramos a través de unas charlas sobre corresponsabilidad que se pudieron llevar a cabo gracias al CEAS de Belorado. En él, los alumnos han recordado cuales son las funciones y los roles de una mujer y un hombre y han visto que tanto hombres como mujeres somos iguales y todos nos tenemos que ayudar en las labores domésticas, cuidado de los hijos, etc. Se ha tratado el tema de la violencia de género .
Además contamos con la colaboración de los cuerpos del estado mediante una visita de un Guardia Civil de Burgos Este taller se realizado gracias a la participación del centro en el Programa Plan Director para la convivencia.
Los alumnos estuvieron muy atentos a las explicaciones sobre el tema de la violencia de género que realizó el Guardia Civil y no perdieron detalle de la charla sobre el acoso escolar que les impartió.
Además a lo largo de la semana se han estado haciendo diferentes actividades de coeducación, viendo cortos y películas relacionadas con el tema.
Fotos de las charlas con los alumnos de primaria donde han estado muy atentos y haciendo preguntas muy interesantes.
En este país donde a veces la prisa manda más que el sentido común, seguimos confiando en que “ya no pasará nada”. Y sin embargo, el fuego no pregunta, no avisa ni espera. Por eso, la presencia de extintores adecuados no es un detalle menor, es un eje central de cualquier estrategia de seguridad. Porque, como bien podría decirse en un monólogo de madrugada, hay cosas que uno puede dejar para mañana... pero apagar un incendio no es una de ellas.
¿Cuántos extintores debe haber por metro cuadrado? La respuesta, lejos de ser un número fijo, depende del tipo de actividad, la superficie, la distribución del espacio y el nivel de riesgo. Hoy desenredamos esta pregunta con precisión quirúrgica. Sin rodeos, con normativa en mano y criterio encendido.
Los extintores son la primera línea de defensa ante un fuego incipiente. Un elemento que, bien ubicado y en correcto estado, puede evitar una tragedia. Y sin embargo, siguen siendo esos grandes olvidados en muchos negocios, comunidades de vecinos y hasta centros educativos.
Colocar un solo extintor cerca de la puerta principal puede ser cómodo, pero está lejos de ser suficiente. Porque cuando el fuego se manifiesta en la otra punta del local, ese único extintor es inútil. Aquí no hablamos de estética ni de cumplir por cumplir: hablamos de vidas humanas, de patrimonio, de responsabilidad.
En ese sentido, elegir bien y distribuir adecuadamente los extintores no solo responde a una exigencia legal, sino a una necesidad real e ineludible.
La legislación española, a través del Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios (RIPCI), establece criterios claros: los extintores deben instalarse de forma que el recorrido máximo hasta uno de ellos no supere los 15 metros. Pero, además, cada extintor debe tener capacidad para cubrir una superficie determinada, según su eficacia (4A, 6A, 10A, etc.).
Estas son las referencias aproximadas más habituales:
Así, en una nave industrial de 1000 m² con riesgo medio, lo lógico sería instalar al menos 3 o 4 extintores bien repartidos, preferiblemente de eficacia 10A o superior. Pero este cálculo varía si hay productos inflamables, maquinaria eléctrica o tránsito constante de personas.
Cuando el entorno implica riesgo eléctrico, la elección es clara: se recomienda instalar un extintor CO2, capaz de apagar el fuego sin dañar equipos sensibles ni dejar residuos conductores.
No basta con tener extintores suficientes. También importa dónde se colocan. Un error habitual es esconderlos tras una puerta o bajo una escalera “para que no afeen”. Craso error. Un extintor oculto es un extintor inútil.
La norma exige que estén:
Por ejemplo, en locales comerciales de riesgo medio, se recomienda instalar un extintor cada 300 m²; en entornos de riesgo alto, cada 200 m². Y siempre debe haber al menos uno por planta. Esta planificación debe partir de un estudio técnico previo.
Hemos abordado en el blog de extintores numerosos casos donde una buena ubicación ha marcado la diferencia entre una intervención eficaz y una evacuación a ciegas.
Un error común es pensar que todos los extintores sirven para todo. Nada más lejos. Cada tipo de fuego requiere un agente específico:
Así, en una cocina industrial se recomienda un extintor clase F. En una oficina con equipos electrónicos, uno de CO2. Y en un taller mecánico, polvo ABC. No sirve cualquier extintor en cualquier sitio.
¿Recuerda aquel incendio en un coworking de Barcelona que se propagó en minutos por culpa de una regleta eléctrica? El único extintor del local estaba en la entrada, y no funcionaba. Resultado: 14 evacuados, pérdidas millonarias y un sumario judicial abierto. El resumen: el extintor estaba, pero no servía de nada.
Como este, decenas de casos en la prensa nos recuerdan que la normativa no se inventó por capricho. Cada regla es hija de un error previo que costó caro.
Cualquier instalación empresarial o industrial debe contar con un plan de protección contra incendios. Este documento, obligatorio en muchas actividades, contempla:
Además, debe ajustarse a normativas como la UNE-EN 3 o certificaciones como la ISO 9001:2015. Porque un extintor mal mantenido es tan peligroso como ninguno.
Para que no haya dudas, cerramos con una hoja de ruta:
Un extintor no es un adorno ni una obligación incómoda. Es un salvavidas. Y cuando el fuego empieza, ya es demasiado tarde para correr a buscar manuales o culpables. La diferencia entre un susto y una desgracia está en decidir bien hoy. No dejes que el azar elija por ti.
Calcula, distribuye, elige con criterio. Porque proteger lo que importa empieza por algo tan básico como saber cuántos extintores debes tener por metro cuadrado.
En el ámbito de la hostelería, donde cada detalle cuenta y la seguridad no admite concesiones, la protección contra incendios se ha convertido en un requisito imprescindible para cualquier negocio. La concentración de grasas y aceites en campanas extractoras de cocinas industriales constituye un riesgo crítico: un incendio puede surgir en segundos y propagarse de manera devastadora. Por ello, contar con un sistema de extinción automática para campana mural de 200 cm representa hoy una inversión estratégica, que protege tanto a las instalaciones como al personal y los clientes.
Un sistema de extinción automática campana mural 200 cm es una solución tecnológica avanzada diseñada específicamente para proteger campanas extractoras de hasta 200 cm en cocinas industriales, comerciales y colectivas. Su funcionamiento es totalmente autónomo: detecta cualquier indicio de incendio y se activa de inmediato, sin necesidad de intervención humana, sofocando el fuego antes de que pueda propagarse y causar daños mayores.
Este tipo de sistemas ha demostrado ser esencial para la extinción cocinas, especialmente en entornos donde la rapidez de respuesta puede marcar la diferencia entre un incidente controlable y una catástrofe.
Gracias a estas características, la extinción automática en cocinas se convierte en un pilar fundamental de la seguridad en negocios gastronómicos, minimizando riesgos y asegurando la continuidad operativa.
Los incendios en cocinas suelen originarse en áreas de cocción, filtros de campanas y conductos de extracción. La grasa acumulada es altamente inflamable y puede propagar el fuego de manera rápida. Un sistema de extinción automática para campana mural de 200 cm detecta el incendio en segundos y actúa de manera inmediata, protegiendo no solo la infraestructura, sino también la vida de los empleados y clientes. Además, reduce el riesgo de daños costosos en equipos de cocina y minimiza interrupciones operativas.
Este sistema se integra perfectamente con otras estrategias de protección activa contra incendios, creando un entorno seguro y cumpliendo con todas las exigencias legales.
El diseño del sistema contempla elementos de alta calidad que garantizan detección rápida y extinción eficaz:
La instalación de un sistema de extinción automática campana mural 200 cm es un procedimiento estructurado que asegura su correcto funcionamiento y conformidad normativa:
Implementar este sistema en campanas murales ofrece ventajas que van más allá de la seguridad inmediata:
Para maximizar la eficacia del sistema, la ubicación de las boquillas es crucial:
¿Cómo funciona el sistema?
Detecta incrementos de temperatura mediante el tubo térmico y libera automáticamente el agente extintor, sofocando el incendio de forma inmediata.
¿Cada cuánto se debe realizar mantenimiento?
Se recomienda inspección trimestral y mantenimiento completo anual para garantizar su correcto funcionamiento.
¿Se puede activar manualmente?
Sí, cuenta con un pulsador de activación manual para emergencias.
¿Es compatible con todas las campanas extractoras?
Está diseñado para campanas murales de hasta 200 cm que cumplan los requisitos de instalación específicos.
Un sistema de extinción automática para campana mural de 200 cm no es solo una obligación normativa, sino una inversión crítica para cualquier negocio de hostelería que busque proteger su infraestructura, minimizar riesgos y garantizar la seguridad de su personal y clientes. Su tecnología avanzada, facilidad de instalación y cumplimiento normativo lo convierten en la solución definitiva para la protección contra incendios en cocinas industriales. Implementar este sistema no solo asegura la continuidad operativa y reduce pérdidas económicas, sino que también demuestra un compromiso sólido con la seguridad y la responsabilidad empresarial.
En el corazón industrial del País Vasco, Sestao ha sido escenario de un suceso que ha puesto en el punto de mira la importancia de la seguridad eléctrica y la prevención laboral. La reciente incidencia en la acería ACB, ocurrida en la mañana del martes, ha recordado a toda la comunidad industrial lo vulnerables que pueden ser las operaciones de alta tensión cuando no se siguen estrictos protocolos de seguridad.
Dos trabajadores, pertenecientes a una empresa subcontratada para el mantenimiento eléctrico, sufrieron quemaduras faciales a causa de un arco eléctrico generado al manipular un transformador de 380 voltios. Gracias a la rápida actuación de los equipos de emergencia y a la preparación del personal, el accidente no se cobró vidas, pero sí dejó en evidencia que, incluso en instalaciones modernas, los riesgos eléctricos están siempre latentes.
El suceso ha despertado un debate profundo sobre la necesidad de fortalecer la formación y la concienciación en seguridad eléctrica dentro de las industrias pesadas. La capacitación periódica, el uso de equipos de protección personal (EPP) y la correcta implementación de protocolos de desconexión y mantenimiento son factores determinantes para garantizar la seguridad.
En un entorno donde el acero, la maquinaria pesada y la electricidad conviven a diario, no basta con confiar en la experiencia: la prevención debe ser un hábito corporativo, reforzado por auditorías de seguridad y revisiones constantes de los sistemas eléctricos.
El accidente en la acería ACB de Sestao ha dejado un mensaje claro: la seguridad eléctrica no es negociable. Las empresas del sector deben revisar sus procedimientos internos y actualizar sus planes de prevención, priorizando el bienestar de sus empleados.
El suceso también destaca la necesidad de mantener los equipos eléctricos en condiciones óptimas, ya que una pequeña falla en un transformador, cable o disyuntor puede desencadenar un incidente grave. Asimismo, es imprescindible contar con materiales y herramientas certificadas, diseñadas para resistir descargas, picos de tensión o condiciones adversas propias de la industria siderúrgica.
Los responsables de seguridad deben implementar sistemas de inspección predictiva que permitan identificar anomalías antes de que se conviertan en emergencias. Hoy, la tecnología facilita monitorear temperaturas, corrientes y fluctuaciones en tiempo real, lo que puede evitar situaciones de riesgo como la vivida en Sestao.
Cuando ocurre un incidente eléctrico, la reacción inmediata es fundamental. En este punto, contar con extintores adecuados puede marcar la diferencia entre un susto y una catástrofe. En Bizkaia, las normativas sobre protección contra incendios exigen que las empresas industriales dispongan de extintores de CO₂, especialmente diseñados para combatir fuegos de origen eléctrico sin poner en riesgo la instalación ni al personal.
Los extintores Bizkaiase han convertido en una referencia por su fiabilidad, calidad y certificaciones. Estos dispositivos utilizan dióxido de carbono (CO₂), un agente que no deja residuos y que, al ser no conductor, resulta ideal para apagar incendios en cuadros eléctricos, transformadores y maquinaria sensible.
Además, su capacidad para sofocar el fuego sin dañar los equipos electrónicos los convierte en una herramienta esencial dentro de cualquier protocolo de seguridad industrial. Mantenerlos cargados, revisados y correctamente ubicados en puntos estratégicos puede ser determinante para salvar vidas y minimizar pérdidas materiales.
La experiencia reciente en Sestao pone de manifiesto que, ante una descarga eléctrica o cortocircuito, disponer de extintores de co2 operativos es esencial. Por ello, adquirir un extintor co2 de 5 kg representa una inversión inteligente para cualquier planta o taller donde se manipulen equipos eléctricos.
Estos extintores destacan por su potencia y versatilidad, permitiendo actuar rápidamente sobre focos de fuego sin comprometer la seguridad del operario. Además, su tamaño intermedio facilita el manejo en espacios reducidos, algo común en salas de transformadores o áreas técnicas.
Las empresas deben asegurarse de que el personal esté capacitado en el uso correcto de los extintores y de que las inspecciones periódicas sean parte del calendario de mantenimiento preventivo. Recordemos que un extintor descargado o mal ubicado puede ser tan peligroso como no tener ninguno.
El accidente de Sestao no solo ha sido una llamada de atención, sino también una oportunidad para reforzar la cultura de seguridad en la industria. En la era de la automatización y la eficiencia, no se puede dejar de lado la protección humana.
Implementar protocolos de bloqueo y etiquetado (LOTO), disponer de sistemas de detección temprana de fallos y fomentar la comunicación interna entre operarios y supervisores son prácticas que reducen drásticamente los riesgos.
La colaboración entre empresas proveedoras de mantenimiento, fabricantes de equipos eléctricos y distribuidores de sistemas de protección, como los extintores Bizkaia, debe consolidarse bajo un objetivo común: garantizar entornos laborales seguros y sostenibles.
Toda organización tiene la responsabilidad de crear una cultura preventiva sólida, donde la seguridad no sea vista como un gasto, sino como una inversión estratégica. Los accidentes eléctricos no solo afectan la salud de los trabajadores, sino que también provocan interrupciones operativas, daños en la maquinaria y pérdidas económicas considerables.
Por ello, las empresas deben adoptar una visión integral que incluya desde la formación del personal, el uso de herramientas certificadas, hasta la instalación de sistemas de extinción adecuados. La experiencia demuestra que los entornos con políticas de seguridad bien estructuradas tienen una tasa de accidentes significativamente menor.
El accidente en la acería ACB de Sestao es un recordatorio contundente de que la seguridad eléctrica debe ser un pilar fundamental en cualquier entorno laboral. Ninguna producción o meta económica justifica el descuido de las medidas preventivas.
Adoptar protocolos rigurosos de seguridad, equiparse con extintores co2 de calidad y garantizar la formación constante del personal son acciones que no solo protegen vidas, sino que también fortalecen la sostenibilidad y la reputación de las empresas.
Cada chispa, cada cable y cada transformador requieren respeto y conocimiento. Y mientras más conciencia se tenga sobre los peligros eléctricos, más cerca estaremos de lograr un entorno industrial verdaderamente seguro.
¿Qué diámetro debe tener el tubo de extracción? Guía técnica completa para dimensionar correctamente un sistema de extracción profesional.
La correcta selección del diámetro del conducto de extracción es uno de los elementos más críticos para garantizar un funcionamiento seguro, eficiente y silencioso en cualquier sistema de evacuación de humos. Una instalación bien dimensionada asegura que los vapores, olores y partículas sean expulsados sin sobrecargar el motor, evitando riesgos de incendio y cumpliendo con las normativas exigidas en entornos profesionales. A continuación presentamos una guía exhaustiva con un enfoque técnico y profesional, diseñada para ofrecer respuestas claras y decisiones fundamentadas.
La presencia de una campana industrial en cocinas profesionales exige un dimensionamiento preciso del conducto, ya que estos equipos manejan caudales elevados y trabajan de forma continua. En estos sistemas, un tubo con diámetro insuficiente genera pérdida de caudal, incremento de ruido y un desgaste prematuro del extractor.
Por el contrario, un conducto demasiado grande reduce la velocidad del aire, facilitando la sedimentación de grasa y aumentando el riesgo de incendios internos.
La clave es mantener una relación equilibrada entre caudal, presión, recorrido y velocidad, siempre siguiendo las recomendaciones del fabricante y los estándares oficiales para instalaciones industriales.
El uso de tubo helicoidal es especialmente recomendable en sistemas donde se requieren conductos robustos, estancos y capaces de mantener un flujo de aire constante con mínimas pérdidas. Este tipo de conducto ofrece una excelente rigidez estructural, reduciendo vibraciones y soportando mejor las altas temperaturas generadas por las cocinas profesionales.
Además, su geometría interna mejora el rendimiento aerodinámico, permitiendo mantener velocidades entre 8 y 12 m/s en cocinas industriales sin generar turbulencias excesivas. Esta estabilidad favorece una evacuación uniforme y prolonga la vida útil del motor extractor.
Es común que quienes instalan o reforman sistemas de ventilación se cuestionen: “qué diámetro debe tener el tubo de extracción”. La respuesta depende de varios factores técnicos que deben evaluarse de manera conjunta.
Entre los criterios esenciales destacan el caudal requerido por la campana, la longitud del recorrido, la cantidad de codos o desviaciones y el tipo de actividad que se desarrollará en la cocina. A mayor caudal, mayor necesidad de ampliar el diámetro. Sin embargo, aumentar el tamaño del conducto sin justificación provoca velocidades insuficientes y acumulación de grasa.
Para alcanzar un rendimiento óptimo, se utilizan fórmulas profesionales que permiten determinar el diámetro mínimo del conducto. Una fórmula orientativa ampliamente utilizada por instaladores es:
Diámetro (mm) = √((4 × Caudal m³/h) / (π × Velocidad (m/s) × 3600)) × 1000
Este cálculo se ajusta posteriormente al diámetro comercial más cercano.
Por ejemplo, para un caudal de 2.500 m³/h y una velocidad recomendada de 10 m/s, el resultado conduce a un diámetro aproximado de 250 mm. Por ello, en restaurantes y cocinas profesionales los diámetros de 250 mm a 315 mm se han consolidado como estándar.
Con este dimensionamiento se evita la sobrecarga del motor, se reduce el ruido y se garantiza que la evacuación de humos sea constante incluso en picos de producción.
Un aspecto fundamental en el diseño del sistema es la configuración del recorrido del conducto. Cada curva o codo incrementa la pérdida de carga y reduce el rendimiento general.
Aspectos clave a considerar:
Un codo de 45° equivale a 1 metro de conducto adicional.
Un codo de 90° puede equivaler a 2 o 3 metros adicionales.
Los tramos horizontales prolongados favorecen la acumulación de grasa.
Las curvas innecesarias deben evitarse para mantener la presión adecuada.
Un sistema eficiente debe priorizar un trayecto lo más recto posible y con la menor cantidad de desviaciones. La instalación también debe incorporar registros para facilitar la limpieza interna.
Los diámetros recomendados según el tipo de cocina o instalación profesional son:
Vivienda: 125 mm – 150 mm
Cocina de bar o cafetería: 200 mm – 250 mm
Cocina de restaurante: 250 mm – 315 mm
Cocina industrial grande: 355 mm – 400 mm
Sistemas de extracción de leña o carbón: 300 mm – 400 mm
Estos valores deben ajustarse según el cálculo técnico y las especificaciones del fabricante del extractor.
Las condiciones de trabajo en cocinas profesionales requieren conductos fabricados con materiales resistentes al calor, la grasa y el fuego. Los más utilizados son:
Acero galvanizado, ideal para instalaciones comerciales estándar.
Acero inoxidable AISI 304, obligatorio en cocinas industriales por su resistencia a la grasa.
Conductos EI-30 o EI-60, necesarios para pasos por zonas sensibles o estructuras compartidas.
Tubos circulares, preferibles a los rectangulares por su menor resistencia aerodinámica y facilidad de limpieza.
Las normativas del CTE y el RD 513/2017 exigen materiales incombustibles y sistemas seguros en todos los tramos de la instalación.
Elegir un diámetro equivocado puede generar múltiples problemas técnicos y de seguridad:
Pérdida de caudal y sobrecarga del motor.
Incremento del ruido y aparición de turbulencias internas.
Acumulación de grasa, aumentando el riesgo de incendio.
Recalentamiento del motor, reduciendo su vida útil.
Incumplimiento normativo, lo que puede provocar sanciones y requerimientos de reforma.
Una instalación correctamente dimensionada evita estos riesgos y garantiza un funcionamiento seguro y eficiente.
Utilizar siempre conductos circulares.
Reducir al mínimo los codos y tramos horizontales.
Respetar estrictamente los diámetros recomendados por el fabricante.
Aumentar el diámetro cuando el recorrido supera los 6 metros.
Instalar uniones estancas y abrazaderas profesionales.
Contar con una empresa homologada para la instalación en cocinas industriales.
El éxito de un sistema de extracción depende en gran medida del diámetro del conducto. Una instalación bien dimensionada garantiza seguridad, eficiencia energética, menor ruido y cumplimiento de la normativa. Mantener la relación adecuada entre caudal, velocidad del aire, recorrido y tipo de campana es esencial para lograr un funcionamiento óptimo y una larga vida útil del sistema.