Como cada viernes (uno al mes) los alumnos del cole han salido al mercadillo a vender su productos.
En esta ocasión han sido unos bonitos jarrones.
El dinero recaudado ha sido donado a PACMA . Una ONG en contra del maltrato animal .
El próximo mercadillo tendrá lugar en
Belorado el 19 de marzo.
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El incendio en la calle Manuel Machado: otra vez Cádiz salvó el pellejo por los pelos.
Hay noches que parecen sacadas del libreto de los que piensan que en Cádiz nunca pasa nada. Y otras —como la del jueves en la calle Manuel Machado, en la barriada de Los Ángeles— donde el silencio habitual se rompe con el rugido metálico de los camiones de bomberos, la sirena cortando el aire y la tensión encendida como una cerilla en manos de un crío.
A las 21:50 horas, el infierno decidió probar suerte en la planta baja de una vivienda de dos alturas. El fuego se cebó con un dormitorio y parte del salón, mientras el resto de la casa, gracias a Dios, permanecía al margen, aunque el miedo ya se había mudado dentro.
Desde Jimena de la Frontera y San Roque salieron zumbando los efectivos del Consorcio de Bomberos de la Provincia de Cádiz. No hubo vacilaciones ni consultas filosóficas sobre qué hacer: llegaron, actuaron y apagaron. Y eso, créanlo ustedes o no, no es lo habitual. Porque donde otros llegan tarde, aquí se llegó a tiempo. Donde pudo haber tragedia, solo hubo susto. Y en Cádiz, eso ya es ganar.
Lo que más llama la atención no es la voracidad de las llamas, sino la frecuencia con la que seguimos ignorando lo que significa tener un mínimo de preparación. Porque sí, las llamas se controlaron, pero ¿cuántos vecinos de esa calle tienen un extintor en casa? ¿Cuántos sabrían usarlo?
Aquí no se trata de dramatizar ni de vivir con casco puesto en el pasillo. Se trata de entender que lo imprevisible forma parte del menú. Y si algo tan sencillo como tener un extintor puede evitar que tu casa se convierta en una pira, ¿por qué seguir dejándolo pasar?
Por eso conviene preguntarse donde comprar un extintor, y no esperar a que el salón se vuelva horno para darse cuenta de que hace falta. Hoy día, no hace falta salir corriendo a la ferretería de la esquina: con unos clics, se puede encontrar el modelo adecuado, con garantía, normativa y asesoramiento incluido. Y si uno no sabe ni por dónde empezar, que lo diga: mejor preguntar a tiempo que lamentar después.
Muchos piensan que todo lo que huele a seguridad implica desembolsar medio sueldo. Error. Hay extintores precios para todos los bolsillos. Desde los más básicos, pensados para pequeños incendios domésticos, hasta los que cubren áreas amplias y con mayor riesgo.
El precio, además, no está solo en el aparato. Está en el conocimiento. En saber dónde colocarlo, cómo mantenerlo, cuándo revisarlo. Hay servicios que lo incluyen todo y que permiten olvidarse del asunto con la tranquilidad de que, si un día lo necesitas, no será una pieza decorativa colgada de la pared.
La cultura de la seguridad no se construye con miedo, sino con sentido común. Y ese sentido común, que por suerte aún se ve en barrios como Los Ángeles, debería extenderse a cada rincón del país. Porque lo que hoy fue Cádiz, mañana puede ser tu casa.
Muchos aún no lo saben, pero la legislación española es muy clara en algunos puntos: “dónde y cuándo es obligatorio tener un extintor” no es una cuestión abierta a interpretación personal. Locales comerciales, garajes, comunidades de vecinos, oficinas, vehículos de transporte de mercancías… todos ellos están obligados por ley a contar con extintores adecuados, revisados y accesibles.
Pero más allá de la obligación legal, está la ética del cuidado. Tener un extintor no debería ser solo una imposición normativa, sino un gesto de protección a quienes viven, trabajan o visitan esos espacios. ¿De qué sirve tener una alarma carísima si no puedes apagar una chispa a tiempo?
Y no hablamos solo de espacios públicos. Cada vez más hogares se suman a la idea de incluir, junto a la alarma de humo, un pequeño extintor en la cocina o el trastero. Porque basta una sartén olvidada, un enchufe sobrecargado o una vela mal apagada para que el caos se desate. Y cuando se desata, ya no hay marcha atrás.
Volvamos a la calle Manuel Machado. A esa noche donde el fuego quiso ser protagonista pero se quedó con las ganas. ¿Por qué? Porque los bomberos llegaron en cuestión de minutos. Porque sabían a lo que iban. Porque el Consorcio de la Provincia de Cádiz no improvisa: actúa.
Esa noche hubo coordinación, rapidez y precisión. Pero también hubo suerte. La suerte de que las llamas no encontraran más combustible. La suerte de que no hubiera personas atrapadas. La suerte de que el incendio no se declarara de madrugada, cuando todo el mundo duerme y los reflejos son más lentos.
Pero la suerte no es un plan. Y no siempre estará de nuestro lado. Por eso lo que toca ahora no es aplaudir sin más, sino tomar nota. Aprender. Prepararse. Y, si aún no lo has hecho, ir buscando ese extintor que puede marcar la diferencia entre una anécdota y una tragedia.
El incendio en la calle Manuel Machado quedó en un susto. Pero podría haber sido mucho más. Agradezcamos la eficacia de los servicios de emergencia, pero no deleguemos en ellos toda la responsabilidad. Tener un extintor en casa, conocer su uso, cumplir con las normativas… son acciones mínimas, sencillas, que cualquier ciudadano puede y debe asumir.
Hoy es el momento perfecto para actuar. No cuando el humo ya inunde el pasillo. No cuando tu hijo te mire asustado desde la escalera. No cuando la cocina se convierta en un horno sin control. Hoy.
Hazte la pregunta, sin rodeos: ¿tienes un extintor en casa? ¿Sabes cómo usarlo? ¿Lo tienes al día? Si la respuesta es no, ya sabes lo que toca. No lo dejes para después.
El pasado domingo, un inesperado incendio de vehículo alteró la tranquilidad de la calle Antonio Armas Curbelo, en pleno centro de Arrecife, según informó el Consorcio de Seguridad y Emergencias del Cabildo de Lanzarote. El fuego se declaró de forma repentina y generó una densa columna de humo visible desde varios puntos de la capital lanzaroteña, provocando la alarma de los vecinos y la intervención inmediata de los cuerpos de seguridad.
El coche siniestrado, completamente envuelto en llamas durante los primeros instantes, quedó gravemente dañado y su estructura resultó prácticamente calcinada. Las imágenes posteriores mostraban el vehículo ennegrecido, con los cristales rotos por el calor y la carrocería deformada, convirtiéndose en un claro recordatorio de la importancia de contar con medidas de prevención eficaces y de la relevancia de actuar con rapidez en estos escenarios.
Cuando el equipo de bomberos llegó al lugar del suceso, ya se encontraban allí agentes de la Policía Local de Arrecife y de la Policía Nacional, que colaboraban en la evacuación de la zona y en la regulación del tráfico. No obstante, la labor más decisiva ya había sido ejecutada por los propios vecinos de la calle, quienes actuaron de forma inmediata con un extintorde polvo para sofocar el incendio antes de que se propagara a otros vehículos estacionados o alcanzara las fachadas de las viviendas cercanas.
Gracias a la rapidez de esta intervención, las llamas fueron controladas sin necesidad de que los bomberos tuvieran que emplear agua a presión ni otros recursos pesados. Esta acción ciudadana evitó un desastre mayor, demostrando que disponer de dispositivos de extinción básicos y saber utilizarlos correctamente puede marcar la diferencia entre un incidente y una catástrofe.
Este suceso en Arrecife pone en evidencia la necesidad de que cada vehículo cuente con un extintor coche como parte de su equipamiento básico de seguridad. Aunque no es obligatorio en todos los casos, su presencia puede salvar vidas y prevenir daños materiales significativos. Los incendios en automóviles pueden iniciarse por múltiples causas, como cortocircuitos eléctricos, fugas de combustible o sobrecalentamientos del motor, y se propagan con gran rapidez.
Disponer de un extintor permite atacar el fuego en los primeros segundos, cuando aún es posible controlarlo, antes de que alcance el depósito de combustible o elementos inflamables cercanos. Además, su uso adecuado es sencillo: solo se debe retirar el pasador de seguridad, apuntar a la base de las llamas y descargar el agente extintor con movimientos en forma de barrido. Esta práctica, aunque parece básica, puede marcar la diferencia entre salvar un vehículo o perderlo por completo.
Más allá de los dispositivos portátiles, en el ámbito de la seguridad contra incendios también juegan un papel esencial las instalaciones fijas, especialmente en edificios y espacios públicos. En este contexto, es fundamental recordar que las bies pueden ser de dos tipos: las de 25 mm y las de 45 mm.
Las Bocas de Incendio Equipadas (BIES) de 25 mm están pensadas para ser utilizadas por personas sin formación específica, ya que son más ligeras y de fácil manejo. Son ideales para oficinas, comunidades de vecinos o locales comerciales. En cambio, las BIES de 45 mm requieren mayor fuerza física y conocimientos técnicos, por lo que están destinadas a ser empleadas principalmente por personal entrenado, como los bomberos.
Contar con este tipo de equipamiento en zonas de alta afluencia de personas o donde se concentran vehículos contribuye a reforzar la capacidad de respuesta ante un incendio. Su presencia permite contener un fuego incipiente mientras llegan los servicios de emergencia, reduciendo así los riesgos para las personas y los bienes materiales.
El incidente de Arrecife también evidencia la importancia de la coordinación entre la ciudadanía y los cuerpos de seguridad. La rápida reacción de los vecinos, seguida de la llegada de la Policía Local, la Policía Nacional y posteriormente el cuerpo de bomberos, permitió resolver la situación de forma ordenada y sin poner en riesgo la seguridad de las personas presentes.
Los bomberos, al llegar y comprobar que el fuego ya estaba extinguido, se limitaron a realizar labores de inspección, asegurándose de que no quedaran puntos calientes ni riesgo de reignición. Tras verificar la seguridad del área, regresaron a su base en el Parque Central, dando por finalizada la intervención. Este tipo de operativos demuestra la eficacia de una respuesta escalonada, donde cada actor cumple su función en el momento preciso.
La experiencia vivida en la calle Antonio Armas Curbelo deja una lección clara: la prevención y la autoprotección son esenciales para reducir los efectos de cualquier incendio. Conocer la ubicación de los equipos de extinción, saber utilizarlos y mantenerlos en condiciones óptimas puede marcar la diferencia.
Las autoridades recomiendan revisar periódicamente los extintores y otros sistemas de protección contra incendios, asegurándose de que cumplen con la normativa vigente y con las revisiones reglamentarias. Asimismo, es aconsejable que los ciudadanos se formen en el uso básico de estos dispositivos, de modo que puedan actuar de manera segura y eficaz en caso de emergencia.
Los incendios en vehículos, aunque puedan parecer poco frecuentes, representan un riesgo real en entornos urbanos y requieren una respuesta inmediata y bien organizada. La implicación activa de la comunidad es clave para contenerlos.
Fomentar la cultura de la seguridad, promover la instalación de sistemas de protección activos y garantizar el mantenimiento de los equipos existentes son pasos indispensables para evitar que incidentes como el de Arrecife puedan derivar en tragedias mayores. La conciencia colectiva y la preparación individual son, en conjunto, los pilares de una ciudad resiliente y segura.
La actuación de los vecinos de Arrecife demuestra que la acción temprana y coordinada salva vidas. Gracias a su rápida respuesta, se evitó que el incendio se propagara y se protegió la integridad de quienes se encontraban cerca. Este suceso resalta la importancia de mantener una actitud vigilante y de contar con herramientas básicas de protección en nuestro entorno más cercano.
La imagen del vehículo calcinado permanecerá como recordatorio de los riesgos asociados a los incendios, pero también como símbolo de la fuerza que tiene la comunidad cuando actúa unida frente a la adversidad.