CARNAVAL
Escrito por Sonia Vega Díez, miércoles 7 de febrero de 2018 , 15:18 hs

    En nuestro centro hemos adelantado un poco el Carnaval. La mitad del cole se nos ha ido al CRIE y no queríamos que nuestros niños se quedaran sin celebrar estos días que tanto les gusta.

   Todo comenzó el lunes 29 cuando recibieron la visita del pirata "Rubiata" que les ayudo a superar varios retos y aventuras hasta que encontraron un gran tesoro.

   Durante toda la semana han estado siguiendo las indicaciones de la Patarrona que cada día les indicaba como debían ir al cole vestidos.

   El viernes, por la tarde nuestros particulares piratas, salieron a celebrar el Carnaval por el pueblo y al salir a la calle se encontraron con algo con lo que no contaban.....

   Disfrutaron de su día a lo grande... montaron en su barco pirata que los llevó a recorrer el pueblo. Pararon en la residencia de ancianos donde compartieron con ellos una bonita historia narrada con mucho cariño.

   Tuvieron una gran batalla entre piratas, celebraron el entierro de la sardina y por último... Tomaron un cola-cao calentito que las familias habían preparado para entrar en calor.

  Gracias a la colaboración de los trabajadores del ayuntamiento, la Residencia de ancianos donde fueron muy amables al recibirnos; y gracias  las familias que nos ayudaron a decorar el barco y se preocuparon de transportarlo al cole para dar una gran sorpresa a los niños....  GRACIAS A TODOS ELLOS... ¡¡¡Ha sido un gran día!!!

JUNTOS ES MÁS FÁCIL



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Comentarios
  • muebles de hosteleria acero el martes 15 de marzo de 2022, 07:12 hs

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  • Lorena P. el viernes 11 de julio de 2025, 20:42 hs

    La Venta del Olivar se moderniza: acero, reformas y política en su punto de ebullición

    Lo que se ha vivido estos días en Venta del Olivar, barrio rural de Zaragoza, tiene el aroma de las grandes ocasiones. Después de años pidiendo una intervención que devolviera la dignidad a su maltrecho pabellón multiusos, la espera ha terminado. 415.000 euros de inversión, un desfile de políticos con chaleco de domingo y muchas promesas empaquetadas en sonrisas.

    El edificio, que sirve como centro cívico y pulmón social del barrio, se ha beneficiado de una reforma integral que busca cumplir normativas, facilitar la vida comunitaria y dar algo de lustre a esa Zaragoza rural tan olvidada cuando no hay elecciones a la vista.

    Una reforma con objetivos claros: accesibilidad, seguridad y funcionalidad

    El inmueble, propiedad de la Iglesia Católica pero cedido al Ayuntamiento en régimen de concesión, se articula en dos plantas: una baja, donde se concentra la mayor parte de la actividad, y una superior, con zonas de almacenamiento y servicios auxiliares. Hasta aquí, nada extraordinario. Pero el diablo —y la política municipal— está en los detalles.

    Las actuaciones han sido profundas: nuevos aseos, salidas de emergencia, ventilación, sistema de extinción automática, y, sobre todo, una reforma integral en la cocina y la zona de barra. Una adecuación quirúrgica que elimina riesgos, suma confort y cumple normativa con la precisión de un reloj suizo.

    Y aquí es donde entra el acero, el metal que nunca falla. Porque no se puede hablar de cocina moderna sin hablar de mesas inox, auténticas protagonistas en esta nueva configuración. Han sido instaladas para garantizar higiene, resistencia y funcionalidad en un espacio que, por fin, puede ser llamado profesional.

    Las cocinas comunitarias también merecen acero: así lo demuestran las mesas de acero inox

    El diseño de la nueva cocina no solo responde a la ley, sino también al sentido común. Las mesas de acero inox permiten una manipulación adecuada de alimentos, son resistentes a los ácidos, fáciles de limpiar y prácticamente indestructibles. Su presencia transforma por completo la operativa de un pabellón que aspiraba a dejar de parecer un local de segunda.

    Ya no estamos ante un espacio improvisado donde cada actividad dependía del voluntarismo de los vecinos. Ahora hay estructura, lógica y, por qué no decirlo, algo de orgullo. Porque nada habla más claro del compromiso institucional que invertir en lo que no se ve: los materiales.

    Inspiración técnica con referencias reales: más allá de la política

    Al recorrer las nuevas instalaciones, uno no puede evitar pensar que detrás de tantas decisiones acertadas ha habido horas de estudio técnico, consulta normativa y probablemente más de un blog de cocinas industrialescomo este, repasado con interés. Porque los detalles no engañan: las conexiones están donde deben, las salidas de emergencia cumplen su cometido, y la barra —ahora cerrada y ampliada— ya no es una simple tabla para apoyar vasos.

    Aquí se ha cocinado con mimo. Y no solo en el sentido culinario. Se ha cuidado cada rincón, se ha buscado la eficiencia energética, se ha invertido en climatización, detección de incendios, electricidad y fontanería. Y eso, en política municipal, no siempre es la norma.

    El efecto contagio: Movera, Garrapinillos y Montañana también reciben su dosis de acero y presupuesto

    La reforma de Venta del Olivar no es una isla. Forma parte de una oleada de actuaciones impulsadas por el convenio entre el Ayuntamiento de Zaragoza y la DPZ (2021-2024), que ha destinado más de 12 millones de euros a infraestructuras en barrios rurales.

    Movera ya acaricia el final de sus propias obras, con una inversión de 677.496 euros que busca dejar atrás los fantasmas del 1968, año en que se levantó su pabellón. En Garrapinillos, la cosa ha sido mayor: 1,6 millones de euros para un edificio que ya ha sido inaugurado y que cuenta con un aforo de 1.667 personas. Y en Montañana, la cuenta asciende a casi un millón de euros para su nuevo pabellón sociocultural.

    Una lista de cifras que evidencia un hecho: los barrios rurales están, por fin, en la agenda. Aunque, como siempre, la duda queda flotando: ¿hasta cuándo?

    Natalia Chueca y su hoja de ruta: del papel al micro, del micro a la obra

    La alcaldesa no ha perdido ocasión de recordarlo. Según sus palabras, el grado de ejecución del convenio ya supera el 84%, y antes de que acabe el año llegarán al ansiado 100%. Un dato que, más que reflejar eficacia, suena a exigencia: porque el dinero no solo hay que presupuestarlo, hay que ejecutarlo, justificarlo y traducirlo en ladrillos, cemento y acero inoxidable.

    Chueca también ha subrayado la labor de su equipo y la relevancia de estos proyectos en los presupuestos municipales. Asegura que nunca antes se había llegado tan lejos en la atención a los barrios rurales, lo cual —si es cierto— dice mucho, pero no necesariamente bien, de lo que se venía haciendo.

    Una Zaragoza rural que exige respeto, inversión y continuidad

    Es fácil entender el escepticismo de los vecinos. Durante años, las demandas se acumulaban en cajones, y la respuesta institucional llegaba siempre tarde y mal. Pero ahora, con reformas como la de Venta del Olivar, se abre una puerta a la esperanza. Aunque sea con cautela.

    Porque no se trata solo de cortar cintas y hacer discursos. Lo esencial es mantener estas instalaciones vivas, útiles y cuidadas. Y eso pasa por algo más que fotos y titulares. Pasa por mantenimiento, por gestión y por implicación real.

    Menos promesas, más acero inoxidable

    El nuevo pabellón de Venta del Olivar ya no es un espacio vencido por el tiempo. Ahora luce moderno, funcional y preparado para los retos de una comunidad que merece algo más que palabras bonitas. Y lo hace, en parte, gracias a decisiones acertadas: como la elección de mesas inox, la instalación de mesas de acero inox y el diseño basado en conocimientos propios de un blog de cocinas industriales.

    Zaragoza, al menos en su parte más olvidada, empieza a despertar. Que no vuelva a dormirse.



  • Alvaro Portillo el viernes 3 de octubre de 2025, 09:52 hs

    Revisiones de extintores: seguridad, normativa y responsabilidad

    En los pasillos de un colegio, en la recepción de una oficina o colgado discretamente en la pared de un hogar, un extintor no es un simple objeto rojo de hierro: es un aliado silencioso, un centinela que aguarda su momento. Su valor no se mide en apariencia, sino en eficacia cuando la urgencia golpea. Y esa eficacia depende de algo que a menudo olvidamos: las revisiones de extintores.

    La trascendencia de las revisiones de extintores

    En una sociedad que presume de avances tecnológicos y sistemas de seguridad de última generación, todavía hay tragedias que se explican por un extintor caducado, manipulado o sencillamente abandonado. No hablamos de burocracia, sino de vidas. Y si hay un entorno donde la vigilancia adquiere dimensión moral, es en los colegios. Porque ahí, la protección contra incendios no es un formalismo: es la garantía de que cientos de niños y educadores puedan estar a salvo en un escenario adverso.

    De ahí la urgencia de que padres, docentes y responsables de mantenimiento se pregunten si los equipos instalados cumplen con las normativas y si alguien, de verdad, se está encargando de su supervisión. Porque un extintor olvidado es, en la práctica, un adorno inservible. Y un adorno no apaga incendios.

    En este punto es necesario recordar que, más allá de su mera presencia, cada extintor exige un control periódico, sistemático y riguroso. Solo así, cuando el fuego intente imponerse, habrá una respuesta eficaz, inmediata y certera.

    ¿Qué implican realmente las revisiones de extintores?

    La revisión de un extintor no es un trámite simbólico. Es un proceso con fases concretas y exigencias normativas claras:

    • Inspección visual: verificar que el cuerpo metálico no esté abollado, corroído o deteriorado.
    • Manómetro: comprobar que la aguja se mantiene en zona verde, garantía de presión adecuada.
    • Pesaje: controlar que el agente extintor no haya sufrido pérdidas.
    • Precinto: el sello intacto es sinónimo de seguridad no comprometida.
    • Caducidad: ningún extintor tiene vida infinita. La fecha límite importa tanto como en un alimento perecedero.

    Estos pasos configuran una rutina que, de no cumplirse, puede convertir la falsa tranquilidad en desastre cierto.

    Revisiones de extintores y normativa vigente

    En España, el Real Decreto 513/2017 regula con precisión el mantenimiento de los equipos de protección contra incendios. No se trata de recomendaciones, sino de obligaciones:

    • Revisiones trimestrales realizadas por el propio usuario: comprobar accesibilidad, señalización, estado físico y presión.
    • Revisiones anuales llevadas a cabo por empresas autorizadas: pruebas exhaustivas, posibles recargas y chequeos hidrostáticos.

    El incumplimiento no solo implica sanciones, sino una carga moral difícil de justificar si el día menos pensado se enfrenta un incendio sin armas preparadas. Por eso conviene no dejarse engañar: un extintor no es eterno, y una revisión pendiente es un riesgo latente. Para profundizar en esta materia, resulta útil conocer más sobre las revisiones de extintores y su impacto en la seguridad real de los espacios.

    La importancia en colegios y centros educativos

    Si en cualquier espacio público o privado el mantenimiento es esencial, en los colegios la revisión de extintores se convierte en una obligación inaplazable. No hablamos solo de cumplir con una normativa: hablamos de menores que dependen por completo de la responsabilidad adulta. Un fuego en una cocina escolar, en un laboratorio de ciencias o en un simple cuadro eléctrico puede convertirse en una pesadilla si los equipos no responden.

    La prevención en los colegios exige protocolos, simulacros y una cultura de seguridad activa. Pero todo ello se derrumba si, llegado el momento, el extintor falla. Y ese fallo, salvo negligencia, es evitable.

    En este sentido, conviene recordar que la protección contra incendios es un concepto amplio: va desde la formación del personal hasta la señalización clara de salidas, pasando por la revisión técnica de cada dispositivo. No basta con cumplir; hay que garantizar, sin titubeos, que todo funciona.

    Consecuencias de ignorar las revisiones

    No se trata solo de multas. El verdadero precio de descuidar una revisión se paga en segundos de desesperación, en llamas que avanzan sin oposición, en vidas puestas en jaque. Un extintor que no actúa es un recordatorio cruel de una responsabilidad no asumida. Y en colegios, oficinas o viviendas, ese fallo nunca debería tener cabida.

    Por eso, cada inspección anual debería entenderse como una inversión en tranquilidad, como un blindaje preventivo contra lo imprevisible. La negligencia, en cambio, se traduce en vulnerabilidad.

    ¿Sabías que...?

    • El primer prototipo de extintor surgió en el siglo XVIII, aunque su eficacia distaba mucho de los modelos actuales.
    • No todos los extintores sirven para lo mismo: agua, espuma, CO₂, polvo… cada tipo responde a un fuego específico.
    • Con un mantenimiento correcto, un extintor puede acompañarnos entre 5 y 15 años, siempre en condiciones óptimas.

    Consejos prácticos para garantizar seguridad

    Más allá de lo normativo, la rutina del usuario también cuenta:

    • Chequeo mensual: una simple mirada al estado general puede anticipar problemas.
    • Formación básica: saber usar un extintor es tan importante como tenerlo.
    • Confianza en profesionales: las empresas autorizadas no solo revisan, también asesoran y garantizan cumplimiento.

    Así, la seguridad deja de ser una incógnita y se convierte en certeza.

    Responsabilidad compartida

    Las revisiones de extintores son el hilo invisible que separa un incidente de una catástrofe. No hablamos de trámites, sino de responsabilidad civil, legal y moral. Cumplir con ellas significa proteger lo que más valoramos: vidas humanas.

    En colegios, donde la inocencia de los alumnos descansa en la seriedad de los adultos, el compromiso debe ser absoluto. Revisar, mantener y supervisar los equipos no es una opción: es un deber. Y cada revisión es, en realidad, un acto de cuidado hacia quienes dependen de nuestra responsabilidad.

    Recordémoslo: los cilindros rojos que nos rodean no son decoración. Son guardianes en silencio, esperando el momento de demostrar su razón de ser. Pero solo lo lograrán si, previamente, alguien se ha ocupado de que estén listos.