Como regalo a los alumnos y familias de fin de curso....se ha realizado este vídeo con mucho cariño donde poder recordar todas las actividades, salidas y proyectos realizados en colaboración con familias, ayuntamiento, CRIMIDESA durante los últimos 3 años y por su puesto .. Teniendo siempre presente la motivación y ganas de aprender de los alumnos y maestras del CEIP VIRGEN DE LA ANTIGUA.
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Si algo hemos aprendido tras años pisando cocinas profesionales es que la diferencia entre un servicio brillante y uno caótico se decide mucho antes del primer pedido. Se decide en el mobiliario de hostelería de acero inoxidable: en cómo se diseña, se dispone y se mantiene. Hoy ponemos el foco —con la calma y la precisión que exige el directo— en aquello que no sale en la foto, pero que lo sostiene todo: mesas, estanterías, fregaderos y, sobre todo, campanas extractoras industriales. Y con una atención especial a un entorno decisivo: las cocinas de centros educativos, donde la seguridad, la salubridad y la fiabilidad no admiten improvisaciones.
Hablemos claro: el acero inoxidable —AISI 304 para uso general, AISI 316 en entornos clorados o salinos— ofrece higiene (superficie no porosa, fácil de limpiar), durabilidad (resistencia a la corrosión y a golpes), seguridad alimentaria (acabados sanitarios, aristas redondeadas) y rentabilidad (vida útil alta con bajo coste de mantenimiento). Cuando además sumamos espesores adecuados (habitualmente 1,2–1,5 mm en mesas y encimeras de trabajo), soldaduras TIG bien ejecutadas, cantos sanitarios y patas regulables, obtenemos superficies estables que no vibran, no se deforman y no guardan sorpresas bajo la luz de la campana.
La mesa de trabajo marca el ritmo. Una mesa mural bien rematada evita escurrimientos hacia pared; una mesa central abre estaciones de mise en place sin cruzar caminos; baldas inferiores mejoran la logística sin invadir pasillos. Añadamos bordes anti-goteo, petos traseros y soluciones modulares con ruedas bloqueables para reconfigurar la cocina según el menú del día. Cuando el personal de cocina puede moverse con naturalidad, el resultado se palpa: menos accidentes, menos desperdicio y platos que salen a tiempo.
Si el proyecto lo requiere, integramos cajoneras GN, huecos para maquinaria auxiliar y puntos de enchufe protegidos. En entornos escolares, donde conviven distintos turnos y menús, la estandarización de módulos permite formar y rotar equipos sin sobresaltos. Y sí, la mesa no es glamour… hasta que falta.
Para equipar con criterio, recomendamos elegir una mesa acero inoxidable con estructura reforzada y superficie satinado fino que reduzca microarañazos y facilite la limpieza diaria.
El fregadero es donde se gana la batalla de la contaminación cruzada. Cubetas profundas, radios amplios, rebosaderos protegidos, escurridores generosos y grifería de prelavado con muelle de calidad. Suma válvulas de pedal para evitar contacto manual y trampas de grasa dimensionadas: el agua fluye, las superficies secan y el servicio no se atasca. En colegios, donde el volumen de vajilla e instrumentales docentes varía, conviene prever zonas de cuarentena para utensilios dudosos y rutas señalizadas de sucio a limpio. Parece obvio; a menudo no lo es.
Y llegamos al pulmón del sistema: las campanas industriales. En una cocina de centro educativo, la campana no es un extra: es salud pública. Controla humos, vapores, grasas atomizadas y olores; protege a alumnos, docentes y personal; y reduce riesgos de incendio. Para hacerlo bien, hay que hablar de potencia, sí, pero también de caudal (m³/h), captación, confinamiento y ruido.
El error habitual es elegir por “tamaño” o por precio. La regla seria combina varios factores:
Con estos datos, el caudal (m³/h) deja de ser una cifra al azar. El diseño correcto logra captura y contención con motores que no gritan y filtros que de verdad separan la grasa.
Para ampliar soluciones de preparación que acompañen a la extracción, conviene revisar opciones de mesas acero inox con estantes adicionales para utensilios calientes y zonas frías definidas.
Para mantenerse al día de tendencias, normativa y ejemplos de implantación, recomendamos seguir un blog de cocinas industriales con casos reales y comparativas útiles.
La mejor campana fracasa si la cocina está mal trazada. En centros educativos funcionará mejor una línea de producción clara: recepción y almacenamiento de materias primas → preparación → cocción → emplatado → expedición → lavado. El acero inoxidable nos permite modular cada estación sin renunciar a robustez: mesas con peto en preparación húmeda; encimeras centrales para cortes; estanterías abiertas para rotación FIFO; armarios cerrados para químicos fuera de alcance de menores.
El acero aguanta, pero no hace milagros solo. Establecemos un plan de mantenimiento con limpieza diaria de superficies (detergente neutro, paños no abrasivos, aclarado y secado), semanal de filtros y mensual de conductos accesibles. Revisiones periódicas de motores, correas y compuertas mantienen el caudal y el confort acústico. En mesas y fregaderos, atención a siliconas sanitarias y puntos de unión: si se levantan, actúa. La higiene no admite posponer “para mañana”.
1) ¿Cómo calculamos la potencia de la campana? Partimos del volumen del local y la carga térmica de los equipos. Definimos renovaciones/hora, verificamos la velocidad de captación y dimensionamos conductos y ventiladores. Ajustamos con mediciones en puesta en marcha.
2) ¿Qué acero conviene? En la mayoría de cocinas, AISI 304. Si hay salmueras, cloro o ambientes marinos, AISI 316.
3) ¿Cómo garantizamos el silencio? Seleccionando ventiladores eficientes, equilibrando redes, introduciendo aire compensado y evitando estrangulamientos en conductos. Objetivo: confort acústico sin perder captación.
4) ¿Qué mantenimiento exige? Limpieza diaria de superficies, semanal de filtros, inspecciones programadas en campanas y ventilación. Documentar tareas es parte del cumplimiento.
Imaginemos una cocina que sirve 500 menús/día. Línea de calor con dos planchas, una freidora doble, un horno mixto y cuatro fuegos. La campana de pared, de 4,5 m de largo y 1,2 m de fondo, se dimensiona para confinar el penacho, mantener velocidades de captación adecuadas y trabajar con filtros baffle desmontables. Se introduce un sistema de aire de reposición filtrado que aporta ~80% del aire extraído, templado en invierno para evitar disconfort. En mesas, se combinan módulos murales con peto en preparación húmeda y mesas centrales para cortes y emplatado, todo sobre acero satinado, con cajones GN y ruedas bloqueables para facilitar limpiezas profundas al final de cada turno. Resultado: humos dentro, olores fuera, ritmos estables y una higiene que se mantiene hasta el último servicio.
El mobiliario de hostelería de acero inoxidable no es un gasto: es el seguro de que la cocina responde cuando llegan los picos, de que la limpieza se hace de verdad y de que el personal trabaja mejor, más seguro y más rápido. En centros educativos, donde la confianza de las familias se construye con hechos, eso vale oro. Mesas que no ceden, fregaderos que ordenan, campanas que capturan y potencia bien calculada para que el aire respire. Esa es la diferencia entre una cocina que sobrevive y otra que lidera.
Cuando el acero hace su trabajo, el comedor escolar suena a lo que tiene que sonar: a servicio a tiempo, a niños comiendo en paz y a equipos que acaban el día con la certeza de haber hecho las cosas bien. Lo demás es ruido.